
El pasado 12 de enero se cumplió una fecha solemne, magna, digna de festear: El sácerdot celebró un año acompañándonos, deleitándonos y bendiciéndonos como solamente él lo logra, vertiendo sus benditos jugos execrados desde su tan vituperada autoridad eclesiástica.

EA, Sácerdot!
Benditos tus jugos! Tu santísimas secreciones!