HIJO- Si, padre
P- Mira bien todo lo que pueden contemplar tus ojos, porque todo esto algún día será tuyo
H- ¿En serio?
P- ¿Ves aquella casa, a lo lejos, sobre la colina?
H- Sí
P- Esa casa la construyó tu padre, y pronto será tuya. ¿Y ves el parque que está al lado?
H- Sí
P- Ese parque también lo construyó tu padre. Todo lo que ves, lo construyó tu padre, hijo.
H- ¿Y ese río que corre a lo lejos, donde se detienen los pequeños patos a graznar y a veces un bonito ciervo va a beber agua?
P- El río, los patos y aquel bonito ciervo, todo LO CONSTRUYÓ TU PADRE. Y algún día será todo tuyo. Todo tuyo.
H- Pero...
P- Y todo lo que rodea al río: los montes, las rocas, los granos de sal gruesa, las hormigas y los pinos, el señor que vende unas deliciosas mandarinas los domingos, y su carro, y su gato, todo lo construyó tu padre y algún día será tuyo. Incluso más: el horizonte, las estrellas, el puerto, las joviales mujeres vírgenes del templo de PopRot Cot-Cot, el sacerdote, alcancías y baúles, caminos, acueductos, todo lo que veas a tu alcance LO CONSTRUYÓ TU PADRE.
H- Pero papá...
P- TODO ESTO, TODO, ¿LO VES? ¿LO PUEDES VER? TODO ESTO LO CONSTRUYÓ TU PADRE. Y ALGÚN DÍA SERÁ TUYO. TODO. TODO.
El padre se retuerce de dolor y muere al otro día de una infección urinaria. El niño se apropia del universo y hoy lo conocemos como Firpo IV, el Hijo de Rómulo "El Gran Constructor". Otro caso de nepotismo y tiranía.
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